La bien llamada SkunkLock (candado zorrino) es una ingeniosa
traba de bicicleta que ataca a los posibles ladrones con un repugnante cóctel
de sustancias químicas, que los hace vomitar sin control.
Cuando Daniel Idzkowski, oriundo de San Francisco, supo que
más de 1,5 millones de bicicletas estaban siendo robados en Estados Unidos cada
año, decidió diseñar un medio más eficaz para la prevención de robos.
Luego de seis meses de trabajo, se le ocurrió el SkunkLock,
un sistema de traba-candado en U de acero hueco, que alberga químicos nocivos
disuasivos, detectables aun a través de algunas de las máscaras de gas más
avanzadas.
El candado está hecho de acero carbono endurecido, y está
pintado de rayas blancas y negras, que recuerdan a un zorrino. Sus creadores
tienen la esperanza de que el patrón y el logotipo del candado asusten a los
ladrones, pero que si insisten en cortarlo, se encuentren con una desagradable
sorpresa.
El olor es aparentemente tan malo, que aturde a los
maleantes y hace que vomiten casi al instante. Y si de alguna manera se
encuentran lejos para evitar el olor, sin duda van a captar la atención de los
transeúntes y aumentar las posibilidades de prevenir el robo.
Los ladrones de bicicletas estarán aliviados al saber que no
tendrán que preocuparse por el SkunkLock por aproximadamente un año. Sus
creadores están actualmente recolectando fondos para desarrollar su producto, y
si la campaña tiene éxito, estiman que el candado estará disponible en junio de
2017, a un precio aproximado de 99 dólares.
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