Los niboshi, o sardinas secas, se pueden encontrar en muchas
cocinas japonesas ya que se comen popularmente como snack junto con la cerveza.
A excepción de la diseñadora Aomikan,
quien volvió a imaginar al pequeño pez como elegante accesorio para el
cabello y joyas, creó la línea de accesorios niboshi para darle una “segunda
vida” al pescado seco. No todos los niboshi tienen la suerte de ser elegidos
para vivir como uno de los adornos o broches para el cabello de Aomikan. Debido
a los diferentes tamaños de los peces y las formas en que se curvan cuando se
secan, solo unos pocos logran llegar a las vidrieras. Cada artículo está hecho
a mano por la propia Aomikan, cuidadosamente bañado en capa tras capa de
resina, hasta que desaparezca todo rastro de olor a pescado. El proceso, ella
dice, toma al menos 10 días. Sus ojos son reemplazados por cristales de
Swarovski antes de ser rematados en un adorno para el pelo, broche u otras
joyas.
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